Te voy a contar una historia verosímil con tres personas que en sus vidas incorporaron los beneficios del estado de flujo, un concepto que en el emprendimiento y en nuestra vida es muy importante y sin embargo no lo solemos considerar.
En los negocios y la vida personal, existen relaciones que muchas veces creemos imposibles pero que causan cambios profundos en nosotros mismos, como emprendedores, y en nuestros colaboradores, pudiendo llegar a cambiar el mundo entero para bien.
Pensemos en el tiempo y cómo lo utilizamos, calculemos cuánto de él lo invertimos en hacer negocios, en trabajar y en nuestra vida personal, que además podría implicar mucho, más allá de estar solos velando por nosotros mismos.
Aquí puedes leer sobre el estado de flujo emprendedor, y luego volver para conocer esta historia.
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Jimena, Martha y Javier y los beneficios del estado de flujo
Jimena y Martha, inicialmente no se conocían aunque llegaron a ser muy buenas amigas. La primera era una de las conferencistas de la ciudad a quien siempre veías con una sonrisa enorme dibujada en su rostro. A sus eventos, acudían cientos de personas y ella, siempre acompañada de un séquito de asistentes, de sus hijos y eventualmente de su esposo, su principal difusor.
Martha estaba en la misma industria que Jimena, la consultoría de negocios. Y si bien eran dos competidoras, la personalidad de Jimena era un imán para personas que como Martha, querían aprender lo más posible de cómo ella había logrado convertirse en una Consultora empresarial muy exitosa.
Pero Martha y Jimena, atravesaban momentos muy distintos, quizá hasta opuestos, y Martha sabía lo lejos que se encontraba de Jimena, quien siempre parecía estar en la cima del mundo, con un potencial creativo expresado en segundos ante todo tipo de preguntas en sus conferencias. La creatividad e innovación constantes que impulsaban el negocio de Jimena, siempre la llevaban hacia adelante. Martha, por otro lado, sentía estar siempre luchando por mantenerse a flote, con sus niveles de motivación en riesgo y con altibajos, de forma permanente.
De cómo Martha encontró el camino del cambio
Un día Martha recibe una publicidad enfocada en una conferencia para mujeres emprendedoras, brindada por Jimena y no pierde tiempo, se inscribe y espera la fecha ansiosa. Ella, además de verla en vivo y en directo, tenía que conocerla personalmente para hacerle esas preguntas – de mujer a mujer- que no se atrevía a realizar, si abrían los micrófonos al público asistente.
Para beneficio de Martha, Jimena nota su presencia en el cóctel del primer intermedio, justo el primer día de aquella fabulosa jornada de 3 días en Lima, Perú. Compartieron sus experiencias y estrategias de negocio y Jimena le habló sobre cómo había encontrado “el estado de flujo”, uno de los temas que estaba preparando para despedir el año en su habitual Mega Conferencia, junto a uno de sus colegas, el Director de una reconocida organización dedicada al emprendimiento.
Jimena le contó que se trataba de un estado de concentración y enfoque en el que ella, se siente siempre completamente inmersa en una determinada tarea, donde la creatividad fluye de manera natural sin detenerse. Dijo que este estado le hacía sentir además, sumamente feliz, y que había sido la clave de su éxito como emprendedora.
Martha se sintió sorprendida e inspirada por la confesión de Jimena, y se lo agradeció totalmente, pero con sana envidia, por momentos dudaba sobre “si era verdad tanta belleza”. Había estado luchando por encontrar la motivación y la creatividad en su trabajo, y se preguntaba por qué ella no podía encontrar el dichoso “estado de flujo” como se lo describía Jimena a quien además se le notaba una inmensa pasión al contárselo.
Jimena y Martha siguieron en contacto y un día se citaron en un café para compartir más sobre sus negocios, hacer Benchmarking e intercambiar datos del mercado. Al finalizar, Jimena le brindó además, algunos consejos sobre cómo encontrar el estado de flujo: “Identifica siempre aquello que te apasione y busca eliminar todo tipo de distracciones” – mensaje que decidieron grabarlo en el grupo de WhatsApp que ambas lideraban con otras colegas. Antes de despedirse Jimena le dijo desde su auto: “Olvida todo lo que antes falló, excepto, confiar en ti misma“.
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Martha decidió seguir esos dos grandes consejos y se concentró en preguntarse ¿Qué me apasiona realmente? Descubriendo que lo suyo era el marketing y no la administración de su negocio. Entonces, delegó en forma eficiente todo lo que pudo e inclusive contrató gente para crecer, casi como una de las primeras consecuencias positivas de haber realizado esa reflexión.
Poco a poco, Martha se adueñó de las actividades de Marketing, llegando a formar un equipo muy motivado, empezando por desarrollarse con una mejor líder y fluir en su trabajo, algo que percibió tras una conversación con Javier, una mañana de Marzo. Y fue entonces donde quedó sorprendida de cómo el tiempo pasaba y ella alcanzaba más resultados que antes.
De pronto se encontraba en reuniones donde las ideas parecían volar delante suyo, saliendo como gracias a una energía ilimitada, mientras estaba en este estado de concentración y enfoque, disfrutando de los beneficios del estado de flujo .
Martha descubre en Javier que los beneficios del estado de flujo se aplican distinto
Martha se dio cuenta de que, como Jimena, ella también podía encontrar el estado de flujo y utilizarlo para impulsar su negocio sin limitaciones. Y así, gracias a la inspiración y los consejos de Jimena, Martha aprendió la importancia de encontrar su pasión y enfocarse en lo que realmente le interesa, como pauta para encontrar el éxito como emprendedora.
¿Pero recuerdas que Martha tuvo una conversación con Javier? Se trataba de un bajón nunca antes visto en los resultados de gestión de una de las oficinas de ventas donde lideraba Javier. Algo que a Martha le había sorprendido mucho ya que, fallaba constantemente.
Ante los resultados, la primera idea que pasó por la mente fue lamentar la decisión de expulsarlo de la empresa, pero ya había sentido y utilizado los beneficios del estado de flujo en su vida laboral y prefirió pensar en la forma de comprometer a Javier con esa fabulosa idea.
Martha que siempre había sido una gerente estricta, tenía entre sus reportes de dirección, los resultados estrepitosos que había obtenido Javier en los últimos tres meses, a cargo de una de sus más importantes unidades de negocio. Se podía leer en él asuntos relacionados con el incremento del nivel de quejas y errores importantes que acumulaban pérdida de tiempo y dinero a la empresa.
Preocupada por la productividad del equipo, Martha decidió hablar con Javier nuevamente, acerca de los beneficios del estado de flujo en el trabajo. Quiso transmitirle su experiencia, pero Javier no se mostró interesado, por el contrario, algo le incomodaba. Parecía increíble que habiendo sido uno de los mejores gerentes, atravesara esta etapa.
La conversación se salió de control, tuvo que darle un ultimátum y decirle que si no mejoraba, con o sin la ayuda ofrecida, tendría que despedirlo. Por supuesto ambos salieron desmotivados de esa reunión. Esa noche, Martha llamó a Jimena y le contó la situación y su sorpresa frente al hecho de que Javier no entendía del mismo modo que ella, sus ideas.
Martha no estaba tan familiarizada con toda la teoría del estado de flujo, así que Jimena le explicó cómo puede aumentar la motivación y el rendimiento de un empleado, como el caso de Javier, pero siempre y cuando exista interés y capacidad de alta escucha. Luego, le dijo: “Como sabes, los seres humanos no somos iguales y la forma como percibimos la felicidad en el trabajo, marcará el camino de cada quien, en tal sentido, ¿has revisado lo bueno que aporta Javier en lugar de mirar solo lo malo?”
Esta pregunta hizo “explosión” en la mente de Martha, descubriendo que Javier era muy bueno en la planificación y el seguimiento, pero no en el desempeño individualidad donde toda la presión recaía en sus espaldas. Al compartir su análisis con Javier, estuvieron de acuerdo, identificaron los puntos de estrés y bloqueos y desarrollaron un plan para entrenarle con un enfoque de autogestión, centrado en el aprendizaje del liderazgo, y al mismo tiempo, le envío a dos de sus mejores asistentes, promoviéndoles a la unidad que Javier lideraba como sus nuevos Sub Gerentes.
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Javier alcanza su propio desarrollo personal gracias a los beneficios del estado de flujo
Javier comenzó a disfrutar más de su trabajo, a fortalecer su equipo y a sentirse más seguro en su puesto, volviendo a sus rangos habituales, hasta que llegó el día en que triplicó sus resultados y hoy, su unidad de negocios, está encaminada a convertirse en la primera empresa de un futuro grupo empresarial.
Con el apoyo de Martha, Javier encontró su estado de flujo y siguió siendo uno de los empleados más valiosos de la compañía. Martha se sintió muy orgullosa de lo que había logrado con Javier, al haberse dado cuenta de cómo experimentar los beneficios del estado de flujo con sus líderes. Sentía haber descubierto la mina de oro de la cual Jimena hablaba con tanto énfasis en sus conferencias y entendió sin lugar a dudas, que la felicidad puede encontrarse en el trabajo sin que el objetivo se vuelva un camino duro y difícil.
Sentirse capaz de forjar en los demás su máximo potencial, le dio el valor y la seguridad para adoptar un enfoque muy positivo y reemplazar lo inflexible por el empoderamiento. Martha se convirtió en una líder más efectiva y respetada en su empresa.
Pero Javier aún llevaba por dentro un inconveniente por resolver. Solo que ahora, con esta experiencia en su mente y en sus resultados, podría intentar con su esposa, mejorar su relación, la situación de fondo que le había causado inconvenientes. Él se preguntó : ¿Nos ayudará el concepto de flujo a Diana y a mí en nuestra vida de esposos?
Luego de pensarlo durante algunos días, Javier se dio cuenta que los beneficios del estado de flujo calzaban perfectos para superar la experiencia negativa en su matrimonio y entonces decidió contárselo a Diana una noche, pero antes de ello, le invitó a salir hacia su local de Pizza casera favorita, como antaño, y hablarle allí a su amada esposa.
Javier y Diana se conocían por haber sido trabajadores de una cadena comercial donde ella aún seguía trabajando y no ascendía como lo hacía Javier. Diana se quejaba con Javier de no poder verlo porque todo el tiempo se la pasaba aprendiendo cosas nuevas en la oficina con Martha su jefa. Diana en su trabajo, no resistía su lucha interna para evitar pensar en porqué no le ascendían a pesar de su amplia experiencia y aportes. Al mantenerse callada, llevó ese silencio a su hogar.
Esa noche, al salir juntos después de tiempo, y en lugar de tratar de forzar las cosas buscando arreglarlo todo de una sola vez, decidieron simplemente disfrutar el momento. Cuando Diana le preguntó ¿Por qué todo esto? Javier le dijo: “Quiero volver a disfrutar de un tiempo nuestro”.
Tras esa cita, y la intención de ambos, compartieron los beneficios del estado de flujo para sus vidas y poco a poco su relación mejoró. Se sentían más cercanos, conectados el uno con el otro, despreocupados y más bien: enfocados en lograr objetivos juntos.
De pronto, descubrieron nuevos intereses y hobbies que compartían sin saberlo, comenzaron a disfrutar de su tiempo juntos más que nunca, a pesar de seguir siendo corto. Una tarde, Javier recibió un mensaje de texto: “Gordo, estoy a cargo de mi área, ascendieron a mi jefa, y ella me propuso a mi sin pensarlo. ¡Tenemos que celebrar ya sabes dónde!”
Javier fue inmensamente feliz y bueno, ya sabemos por qué comenzó a engordar más de la cuenta, hasta que Diana, cambió las pizzas por las ensaladas, porque la salud conyugal también debe ser salud física. Y así, ambos disfrutaron de los beneficios de centrarse en los estados de flujo mentales, aquellos que nos devuelven la felicidad, porque en estados de concentración, fluye la armonía.
Diana se dio cuenta de que el estado de flujo no solo era útil en el trabajo, sino también en su vida personal y en su relación con Javier. Aprendió a estar “más presente en el momento disponible” y a disfrutar de absolutamente todo en su vida y en la de ambos.