Tras el fracaso la vida sigue

Tras el fracaso la vida sigue

Tras el fracaso la vida sigue y sobre todo en los negocios, si acaso estás viviendo problemas emocionales o financieros que necesitas superar. ¿Te sientes junto a esos problemas, más cómodo pasándola mal? ¿Sientes que todo lo actuado no vale la pena? ¿Tus emociones te llevan hacia la evaluación negativa de ti mismo en todo sentido?

Si sientes todo esto, considera buscar ayuda en un o una especialista centrados en los procesos terapéuticos o psicológicos, con la intención de salir airoso o airosa de este tipo de escenarios.

O aplica como veremos en este artículo, algunas pautas previas antes de determinar si es grave el momento en el que estás y debes, como lo mencionamos, buscar ayuda.



Tras el fracaso la vida sigue

“La vida sigue” significa que más allá de lo que nuestros sentimientos y reacciones físicas ante ellos, nos muestren, huir o quedarse, da igual, ya que el foco de nuestro análisis debemos ser nosotros mismos, alrededor de todo lo bueno que hemos venido compartiendo, sobre todo con las personas que realmente se interesan en nosotros.

En los negocios, puede suceder que los factores que no podemos controlar nos jueguen una mala pasada, o que el “espacio personal” nos afecte tanto que comencemos a cometer errores. Sea cual sea el espacio de quiebre, la idea de este aporte en frases de impacto, es ayudarnos a reflexionar.

Sobre el tipo de fracaso en el que te encuentras

Es bueno definir antes, en qué tipo de fracaso te encuentras. Digamos que imaginariamente, partimos el mundo en dos y en un lado estás tu, y en el otro aquello que está “dibujando una pésima pintura en tu vida”.

¿Se trata de una persona? ¿De un evento que no podrías haber controlado? ¿De algo que dejaste pasar? ¿De una diferencia de conceptos, valores o principios con alguien de tu equipo?

Podemos sentir una tremenda pared frente a nuestro deseo de ser como somos, o de imponer las ideas en las que creemos, lo importante es examinar si estamos contemplando al otro, escuchándole o tomando atención de lo que dice.

Muchos tipos de fracaso, pueden resumirse  en uno solo: una afectación a nuestras percepciones y costumbres más arraigadas.



¿Dónde apreciar que la vida sigue?

La frase de impacto: “Tras el fracaso la vida sigue” tiene una connotación de movimiento implícita en su definición. Asocia los hechos que demuestran que la vida se moviliza y que además lo hace, por encima de nuestras decisiones.

Mucho tiene que ver el ego en nuestra visión del mundo, de la interacción que podemos ejercer con los demás y de por supuesto, cómo nos desempeñamos en nuestro negocio, junto a nuestro equipo.

El sentimiento de fracaso, también puede surgir cuando las percepciones nos dicen que no hay más qué hacer, que todo se acabó, que lo que queríamos gestionar no tiene mayor avance, que tendremos que detenernos y de algún modo: perder y aceptarlo.

¿Pero, estás seguro o segura de que realmente vivirás un espacio de estancamiento?

¿Acaso las carreteras no pudieron ser construidas de otra forma? ¿Quién decide por dónde ir, de un punto al otro? ¿Quién decide cuál es la evolución que te espera a ti?

Pues la respuesta más simple para esa pregunta, es: tú decides, todo aquello que implique movimiento en tu vida.

Puedes deprimirte y afectarte por las palabras que alguien te dijo, creer lo que se dijo, o desde allí, dar un salto de disconformidad y buscar otro camino, y podrás hacerlo, por que todo a tu alrededor no está pensado en ti, ni en que te muevas o no, simplemente, sigue, continúa vibrando a tu alrededor: ¡Aprovéchalo!

Los amigos pueden ayudarte a salir de la oscuridad pues tras el fracaso la vida sigue.
Los amigos pueden ayudarte a salir de la oscuridad pues tras el fracaso la vida sigue.

¿Qué puedes hacer para superar el estado emocional de un fracaso?

Aquí algunas ideas:

  • Aléjate de la fuente del problema (ya se trate de algo que albergas dentro de ti, de una persona o de un hecho).
  • Desde lejos, reflexiona con amor propio, respecto de qué aportaste tú y qué vino desde fuera.
  • Rompe la rutina, quizá un viaje, de pronto un curso, sal a pasear contigo mismo/a.
  • Suelta y que las cosas se den como deben darse, sin que estés manipulándote con pensamientos de angustia.
  • Conversa con las personas de confianza en tu vida, o con tus padres, familiares o amigos más cercanos.

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