Transforma tu miedo en gasolina para el impulso, y aprenderás a ir hacia delante en el emprendimiento y a entender que necesitarás muchas veces de energía física y mental, comparable con aquello que necesita una máquina compleja.
Pero claro, tampoco tanto porque máquinas no somos. Somos seres humanos enfocados en mejorar día a día y -aunque el desgaste llega y pega- la automotivación es súper importante.
Transforma tu miedo: ¿Cómo hacerlo?
Aquí algunos consejos que he tomado y experimentado para transformar mi miedo en potencia emprendedora:
- Acepta que emprender puede causar esa sensación de temor porque hacerlo, libera.
- Escribe sobre tu miedo señalando ideas que tienes por entender o resolver.
- Anótalas cómo vengan a la mente buscando ser altamente coherente contigo mismo.
- Explora que puedes resolver y de qué forma.
- Ordénalas, desde las más complejas hasta las más simples.
- Construye las soluciones, pensando en cómo atacar la complejidad y utilizar la simpleza a tu favor.
Con el tiempo verás que enfrentando lo que sientes, piensas y percibes, el miedo desaparece y tu negocio y tú, se vuelven más prósperos.
Realiza este ejercicio con tu equipo, todos los días.
Transforma tu miedo, no esperes más.
Y claro que suena fácil decirlo y aconsejarlo peor aún, más, en un mundo como el actual, no podemos apelar a que entre todos no sabemos como nos sentimos a ciencia cierta.
Tarde o temprano, los espacios cambian, los criterios quedan antiguos, nuevas herramientas surgen. Tarde o temprano, si no te pones las pilas, algo o alguien te reemplaza.
No esperes más para echar a andar tu mundo emprendedor.
Y lo anterior, no quiere decir que enfiles tus dotes políticos dentro del negocio o que te dediques al chisme destructivo, simplemente quiere decir que mires hacia dentro y hagas algo con eso que allí está temblando de miedo, de una vez empieces a transformarlo.
Transforma tu miedo: ¡Hazlo remecer el mundo entero!
Cuando los seres humanos sentimos miedo, por lo general nos detenemos y resultamos, según el nivel de éste, o dañados en el cuerpo, o dañados en la mente.
Mente y Cuerpo con como las dos caras de una moneda, que necesita mantenerse en buena forma para ser intercambiable por productos y servicios en el día a día de cada transacción.
Cuando emprendemos y el miedo nos detiene, nuestra capacidad de transaccionar experiencia por crecimiento en el mercado, decae casi inmediatamente, y aunque podríamos decir que delegando, solucionamos el impase, en realidad, solo lo postergamos.
Para remecer el mundo con tu emprendimiento, necesitas ponerte delante y (no, no es dar el ejemplo) experimentar como el miedo te puede ayudar o ser el síntoma, de una transformación base inicial: tu propio cambio en el camino.
Cuando un emprendedor transforma su miedo y lo convierte en ganas de seguir adelante, el mundo ya no es el límite.