¿Por qué necesitamos aprender a responder y no a reaccionar? - Overflow.pe

¿Por qué necesitamos aprender a responder adecuadamente?

Aprender a responder es una de las competencias más importantes a las que podemos aspirar como personas y por supuesto, como emprendedores.

En muchos espacios de la vida personal y laboral, se te va a evaluar por tu capacidad para ser motor del diálogo, controlar tus emociones, aprender a entender a los demás, liderar equipos, presentar ideas y asumir responsabilidades.

Todas estas situaciones necesitan que tengas claro, qué implica responder de la mejor forma, para mostrar de forma clara tus objetivos de comunicación y alcanzar tus metas.



Aprender a responder: 8 claves para hacerlo bien

  1. Responder versus reaccionar
  2. Responder para convertirse en el motor del diálogo
  3. ¡Enfrentarse a una batalla de preguntas!
  4. Responder al presentar ideas
  5. Responder y controlar las emociones
  6. Responder para entender a los demás
  7. Responder ejerciendo el liderazgo
  8. Responder asumiendo responsabilidades

1. Responder versus Reaccionar

Se asocia "reaccionar" con un tipo de respuesta fuera de lo esperado o adecuado y marcada principalmente, por un descontrol emocional, que puede ser de poca o mucha densidad.

Generalmente, al reaccionar no respondemos adecuadamente a una pregunta, ya que antepusimos habitualmente una "interpretación" o "percepción" errónea, frente al sentido original de quien preguntó.

La desventaja de reaccionar, en medio de un diálogo normal, tiene relación con:

  • Bloquear al entorno (si la reacción dentro de un diálogo es social).
  • Concluir un diálogo de forma abrupta.
  • Restar el potencial que pueda tener un diálogo.
  • Iniciar un enfrentamiento verbal o físico que no aporte.
  • Impacto negativo de nuestra imagen ante los demás.

Aportan a elevar la probabilidad de elegir reaccionar antes que responder:

  • No practicar la capacidad de escucha (muy importante).
  • El estado anímico o nivel de control emocional.
  • La presencia de un exceso de proyección negativa.
  • Cuando el tipo de pregunta ofende.
  • El tono de la conversación.
  • Los niveles inadecuados de sarcasmo.
  • La falta de respeto.
  • Otros eventos previos nocivos sin resolver.

Sea cual fuere, inclusive, la necesidad de ser reaccionarios y no dialogantes, está probado que, mayor control y potencial de éxito, tendrá quien mejor sepa responder.



2. Responder para convertirse en el motor del diálogo

Acabamos de entender qué produce un claro deceso del diálogo, en términos subjetivos y con ejemplos reales.

Ahora la idea es apreciar que, a pesar de respuestas fuera de lugar, si nuestro objetivo es avanzar en el diálogo, sabiendo que lo anterior lo corta... ¿Qué lo promovería?

Hemos hecho una lista para convertirnos en estímulos del diálogo:

  • Prepararse para asumir un entorno determinado, sea tenso o favorable.
  • Escuchar, respirar, y transitar hacia una respuesta coherente.
  • Evidenciar con claridad, con el objetivo de identificar qué suma y qué resta.
  • Fijar la posición clara de querer intercambiar respuestas no reacciones.
  • Añadir a una buena respuesta un lenguaje corporal adecuado (expresión facial, posición de manos y cuerpo).
  • Manejar un buen tono en el diálogo (niveles de sarcasmo, volumen de voz, selección de palabras).

Una vez agotado el espacio para la tensión, las respuestas siempre mejoran de calidad.

¡Luego de una buena presentación nos puede tocar librar una batalla con las preguntas! - Overflow.pe

3. ¡Enfrentarse a una batalla de preguntas!

Así que al presentar ideas, el momento más complicado no es, la presentación en sí, lo difícil viene después, si abres el derecho de preguntar a todos los presentes.

Y sí, puedes evitar que muchos vean detalles, o se animen a preguntar, según la estrategia de la exposición, pero no te vas a librar de buenas preguntas si, de lo que se trata, es de presentar algo a inversionistas, por ejemplo.

Te recomendamos leer: Convencer con tu idea de negocio a los demás

4. Responder al presentar ideas

He visto a muchas personas ser 100% efectivas en transmitir ideas en sus presentaciones de negocios, exposiciones, etc, y caer en momentos de mucha duda, cuando tienen que responder claramente, sobre lo que han expuesto.

Lo anterior demuestra, que no todos las ideas bien expuestas, guardan respuestas buenas, cuando luego de ser transmitidas, alguien procesa - duda - pregunta y lanza una de aquellas cosas que jamás viste llegar.

El momento es tenso. Y es la principal razón por la cual, muchos oradores, necesitan leer, aprender y hasta ensayar centrados en preguntas hipotéticas.

¿Qué necesitas para gestionar buenas respuestas al compartir ideas?

  • Conocer del tema a nivel conceptual, casuístico, positivo versus negativo, experiencial (en lo personal), etc.
  • Tener buena memoria.
  • Cuando corresponde, ser capaz de aceptar que tu respuesta no es la adecuada (insistir en lo contrario, resta).
  • Manejar la tensión, si aparece (la mejor forma es repreguntar, sonreír y respirar)
  • Tener sustentos técnicos a la mano, además de testimonios y referencias.
  • Saber medir si tu exposición o respuesta, se está entendiendo y sobre todo aceptando como válida.

5. Responder y controlar las emociones

Venimos tocando el tema de las emociones en las respuestas, porque, a menos que la intención sea explotar al máximo, no cabe duda que no van a ayudar con su presencia descontrolada.

Hasta para aprender a ser firmes y tajantes, mostrar voluntad inquebrantable y espíritu de hierro, aprender a manejar las emociones es muy útil.

Nunca será lo mismo un elevado tono controlado y audaz, que argumenta adecuadamente, que uno desaforado y energúmeno, que sólo queda pésimo ante los demás, y resta posición.

Las emociones, pueden sumar y también complicarlo todo.

Al responder, y al preguntar, nos ayudan a mantener en orden la capacidad de aprehensión, concentración y dicción, para que fluyan la inteligencia, la capacidad argumentativa y el enfrentamiento con ideas sólidas.

¡Entender a los demás, tanto como a nosotros mismos, mejora nuestras respuestas! - Overflow.pe

6. Responder para entender a los demás

Todos somos distintos, y para decirlo de algún modo, adoptamos modelos, nos guiamos de los demás, nos proyectamos desde y hacia todos, sin embargo, necesitamos entender formas de pensar, posiciones y reacciones.

Este tipo de aprendizaje, necesita de la inteligencia emocional, de la sensibilidad pero también del lenguaje, la capacidad para saber cuándo, con qué palabras y sobre qué preguntar.

Responder para entender, no es fácil, sobre todo por que a muchas personas, las preguntas les causan temor, reparos y complicaciones.

Y porque no siempre estamos preparados para detener las reacciones cuando algo nos molesta y emprender el camino de revisar en calma el escenario, visualizar prioridades y responder con el espíritu abierto, más que con el ego a flor de piel.

A pesar de ello, no hay mejor actitud de respuesta, que aquella que involucra detenerse, evaluar, preguntar, inferir y analizar lo que se recibe.

Ante la posibilidad de mostrar insensibilidad, entender a los demás o entender lo más posible, antes de responder, es la mejor opción.

7. Responder ejerciendo el liderazgo

Todo y mucho de lo que se habla en torno a nuestra capacidad para responder verbalmente, también recae en qué tan motivadores podemos ser, al responder.

Y el Liderazgo, utiliza esa capacidad, para gestar el nacimiento de seguidores, convencidos de su potencial para lograr el éxito.

Muchas buenas arengas, mensajes, conversaciones y soluciones, han venido de la mano del liderazgo, sobre todo en momentos en que el escenario no era el mejor.

Ocurre cuando las empresas están cayendo en resultados, o cuando los compromisos no se pueden cumplir.

Siempre vamos a necesitar estar enfocados y aprender a responder ejerciendo como Líderes.

No se trata necesariamente de convencer, más sí, de buscar compromisos y acuerdos, con las respuestas correctas.

Si algo no hemos señalado en este artículo hasta el momento, es que, respuestas, es lo que más se busca y quién las sepa dar, lo que menos abunda.

8. Responder asumiendo responsabilidades

Responder por uno mismo, sin que medie excusa alguna, argumentos de terceros, quiebre o intención de destrucción del otro, o hasta inclusive, sin tener que minimizar cualquier posición ética, diferente y respetable de quien sea nuestros interlocutor.

Es una capacidad muy apreciada, aunque poco practicada, quizá por que muchos están habituados a sufrir lo contrario: ser inculpados, ridiculizados y engañados entorno a la comunicación.

Asumir responsabilidades, cuando se trata de responder, un síntoma de los niveles de fortaleza mental, valores, carácter y enfoque individual que cualquier hombre o mujer puede demostrar.

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