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Practica la coherencia en los negocios

La coherencia en los negocios, es algo que puede sonar extraño, nuevo o por decir lo menos, obvio como para dedicarle algunas líneas y recomendar tomarla en cuenta.

Y la razón por la cual vamos de un lado a otro en esta introducción, para hablar de un mismo concepto, es simple: cuando no hay coherencia, todo está ofuscado, difuso, es irreal, se miente a si mismo y por último, puede cometer hipocresía y hacerle perder el tiempo a todos.

¿Cómo es esto posible? Justamente porque muchos emprendedores y trabajadores, no conocen el alcance del concepto coherente y otros, la minoría, sí.



Practica la coherencia en los negocios

La coherencia en los negocios necesita habitualidad, convicción, valores claros y cero ego, por enumerar los mínimos espacios donde la coherencia es una excelente suma.

  1. Aporte de la habitualidad
  2. Convicción por hacer las cosas bien.
  3. Impacto de los valores en la organización coherente.
  4. El ego mata la coherencia.

Pueden existir más conclusiones, vamos a detallar estas y podemos seguir el diálogo en los comentarios.

1. Aporte de la habitualidad a favor de la coherencia en los negocios.

Lo habitual implica gestionar de modo tal algo, que es prácticamente una norma. Sin embargo, hay un detalle, retirarlo de nuestro quehacer, crea un problema.

La habitualidad, es la condición de aceptación que tienen hechos, acciones y procesos en los negocios y permite, asuntos como la duplicación de lo exitoso, por ejemplo.

Ser coherente en los negocios, implica que transversalmente (a lo largo de toda la organización o de todo un ejercicio de negocios), un emprendedor, una empresa o cualquier otro tipo de entidad, son así mismos, de la misma forma en que buscan resultados, interactúan con sus equipos, o atienden a un cliente, etc., de modo que centran la coherencia en los negocios, en su definición de habitualidad.

Si algo que se define como característico, es positivo y habitual, la organización, un plan en ejecución, o un país entero, puede empezar a disfrutar de una de las bases más importantes para el crecimiento: ser coherente.

2.  Convicción por hacer las cosas bien.

Suele pasarlos que visitamos un negocio donde la atención al cliente está señalada como la mejor, en su publicidad. Sin embargo, recibimos un pésimo trato, algo sale mal con el producto o las entregas no llegan. Lo primero que procesamos al enfrentar este tipo de situaciones es que no es posible, no puede estar ocurriéndonos esto.

En ese momento, podemos llegar a pensar algo obvio, por más “error es humano” que exista un servicio no puede fallar tanto, entonces: ¿Qué ocurrió con el nivel de coherencia en los negocios que amerita una buena publicidad?

Sin duda alguna, faltó la convicción por hacer las cosas bien, un valor empresarial que le da sentido a la coherencia en los negocios, al aportar a su definición en la realidad.

3. Impacto de los valores en la organización coherente.

La incoherencia, como en el ejemplo anterior, “se nota a leguas”. Es como cuando ingresas a un comedor y notas que todas las superficies donde se supone debemos comer, están sucias.

En los negocios con valores, donde la gestión está colocada correctamente en cada puesto y nadie usurpa a nadie, el aporte es bien recibido y nadie pisotea a nadie, la coherencia se aprecia, hasta en el ejercicio real del organigrama.

Los valores de la organización son otro de los soportes de la coherencia en los negocios:

  • De un modo u otro, esos valores impactan en el respeto, por ejemplo, de los trabajadores, proveedores y de los clientes, por supuesto.
  • Los valores superan la necesidad de escribir pautas sobre conducta en las organizaciones porque la ética de los negocios es suficiente.
  • Una organización que practica la coherencia, lo hace, porque sus valores le conectan con esa práctica, de modo natural.

Si encontramos algo distinto, lo más seguro es que con valores trastocados, la coherencia desaparezca.

Los valores de la empresa siempre deben impactar en sus decisiones al practicar la coherencia en los negocios.
Los valores de la empresa siempre deben impactar en sus decisiones al practicar la coherencia en los negocios.

4. El ego mata la coherencia.

El ego es sordo, usualmente prepotente y no se da cuenta de los riesgos que corre en los negocios o los escenarios empresariales. Además de todo ello, puede llegar a destruir la imagen del negocio, y desde allí, podemos decir que esa falta de coherencia es grave.

  • Cuando un Jefe se va de parranda con sus vendedores, en lugar de seguir esforzándose por cumplir metas, el ego actúa, sintiéndose suficiente, triunfador e irresponsable.
  • Cuando un “asistente con poder” busca anular el aporte del recién llegado, asignarle errores en pleno proceso de aprendizaje, o imponer sus ideas (con “dominio injusto” de la situación).
  • O cuando entre dos integrantes de un equipo se “roban” las ideas porque la empresa fomenta una competencia encarnizada y los jefes lideran “batallas” entre áreas.
  • Cuando el reclamo ante los abusos se institucionaliza porque un líder “trabajólico” y “egocéntrico” anuncia que a solas no pasará por quedarse más horas extras sin pago.

Nos es buena idea transmitir gracias al ego, la ausencia de coherencia en los negocios porque ese tipo de escenarios y comportamientos crean depresión, estrés y abandono laboral.

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