Pensar en grande siempre será la mejor idea, si se trata de reflexionar nuestro rol emprendedor, en los negocios. Y lo es, porque nos ayuda a llegar más allá de nuestras primeras reflexiones.
Cuando estés frente al desafío de crecer, de cambiar, de tomar una decisión y con todo ello, visualizar tu emprendimiento en el mejor nivel, piensa en grande, y obtendrás grandes resultados y energías.
Pensar en pequeño, te mantendrá en una economía subsistencia, dependiendo de la generación de otros ingresos para poder "tapar huecos", "apagar incendios" o invertir en forma espaciada en negocios que no crecen.
Pensando en pequeño, eso no es bueno
Por lo general, al empezar un negocio, la mayoría de los emprendedores. solemos acostumbrarnos a hacer todo lo contrario en cuanto a nuestro pensamiento, en lugar de pensar en grande.
Lo contrario a pensar en grande lo definimos como "anclas en el pensamiento emprendedor", y están formadas de ideas donde lo primero es el miedo, las creencias impuestas por otros (generalmente sin experiencia y sin éxito) y el cómo vemos el error en los demás (sobre todo si lo vemos mal, cuando en realidad es todo lo contrario).
Por ejemplo:
- Nos da miedo crecer.
- Pensamos en no vender demasiado, para poder atender a los clientes nosotros solos.
- Nos centramos en ser los únicos presentes en el negocio sin delegar.
- Al no delegar y convertirnos en los "todistas sacrificados", reflexionamos desde el sabotaje mental.
- Cuando preferimos vivir en el ciclo constante de las deudas, es porque no entendemos el poder del dinero.
- Al no buscar soluciones de cobranzas que dan mejores resultados, ampliamos el tiempo de nuestro crecimiento.
- Al optar por producir en pequeñas cantidades, sin buscar clientes de verdad que sostengan nuestros pedidos, negamos la posibilidad de reducir los costos y ganar más.
- Al estancarnos en la venta directa sin dar el salto hacia los canales de distribución, perdemos de vista el poder de la expansión.
- Al pensar que nuestro producto no es bueno, trasladamos nuestra baja autoestima a lo que hacemos, cuando necesitas actuar y crecer en ambos aspectos.
- Cuando asignamos el menor precio posible, le quitamos valor a lo que forjamos día a día.
- Al no agregar valor al producto, no entendemos el poder del mensaje de la calidad.
- Cuando no arriesgamos por crear una historia estamos pasando por alto el poder de las palabras.
- Al no querer desarrollar toda una experiencia de compra, abandonamos a nuestro cliente.
- Cuando un diseño de marca, o similar no nos acompaña más allá del logotipo, es que no entendimos de qué se trata emprender.
Pensar en grande, nos impulsa hacia el éxito
Es importante aprender a identificar qué caracteriza pensar en grande. Identificar entre cada uno de nuestros pensamientos emprendedores, si estamos del lado de una mentalidad millonaria o de quien se hunde en suposiciones que no le dejan crecer y tener éxito multidimensional.
Esta es la relación de ideas que podemos tomar para pensar en grande y crecer:
- No debo ser el único en mi negocio.
- La marca, debe orientarse a difundir los valores, ventajas y beneficios.
- Debo orientarme al cliente y desarrollar nuevos productos y servicios siempre.
- Necesito vencer el miedo a crecer.
- Tener socios no debe darme miedo, no tenerlos me debe angustiar.
¿En qué debo enfocarme para pensar en grande y crecer?
Solo pensando en grande puedo descubrir y analizar, dónde estoy y hacia dónde debo llegar, es por ello que esta lista nos ayuda a consolidar ese interés naciente que debe aportar a una definición de negocio más grande:
- Es importante y vital, formalizar todo mi conocimiento en mi negocio.
- Si soy capaz de enseñar, puedo ser capaz de aprender a delegar con éxito.
- Enseña mejor, quien aprende mejor.
- Debo aceptar que mi negocio puede y debe evolucionar.
- Uno de los aprendizajes más importantes al que debo acceder es a los modelos de negocio.
- Los esquemas de rentabilidad son también una forma de desarrollar estrategias de crecimiento.
- Desarrolla las competencias adecuadas para ser emprendedor.
Pensar en grande no significa pensar o ejecutar sin sustento
La gestión, administración, dirección y en general todos los conocimientos de la ciencia administrativa, nos enseñan que cada definición, necesita un sustento de soporte y que debemos ser capaces de evaluar y tomar las mejores decisiones, frente a cada necesidad organizacional, que aporte a cada meta del negocio.
Cuando definimos una línea de pensamiento orientada a pensar en grande, lo primero que nos debe saltar a la cabeza es: vender.
Aprender de ventas, es la mejor forma de hacer crecer el negocio y hacerlo constantemente, e involucrar a cada área que va naciendo dentro de nuestro organización, ordenando los procesos, es el método más confiable.