“Cambiar por dentro para cambiar tu mundo” es una frase de impacto que sin duda hemos podido parafrasear más de una vez, escucharla con ciertas sutiles diferencias, y quien sabe aplicarla si nuestro mundo se vino abajo y salimos corriendo hacia otro, para guarecernos.
¿Pero qué hay detrás de un proceso definido, planificado u obligado de cambio en la vida personal, los negocios o en el empleo? De eso trata este aporte centrado en el cambio verdadero para mejorar, algo que para materializarse a tu favor es necesario que pase por ser coherente, pero también, por tomar decisiones importantes.
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Cambiar por dentro para cambiar tu mundo: más allá de un simple deseo o de una necesidad “contra la pared”.
Para cambiar por dentro necesitamos examinar algunos aspectos importantes que nos ayudan a darle forma a nuestra vida en todos sus espacios:
1. La dimensión interior.
Algunas veces olvidamos y pasamos por alto todo el sentido que tiene ser conscientes de nuestros sueños, metas, limitaciones, fracasos, sentimientos aprendidos, los guardados, positivos o negativos, en suma, de todo aquello que nos podría – inclusive- ser difícil de compartir hasta con quienes podemos llegar a querer.
En esa dimensión interior, los procesos de cambio pueden quedar clarísimos, tener justificación, pero al mismo tiempo, ser descartados por múltiples factores. El ego, por ejemplo, la habitualidad de los mismos resultados que no nos gustan, el descontrol emocional, la imposibilidad de poder soltar o salir de donde queremos salir.
Lo son también la falta de motivación extrema, o la espera constante de ayuda de parte de alguien “tal y como la queremos recibir” sin reconocer el interior de esa otra persona. El estado interior, puede causarnos una distancia perjudicial con la realidad o acercarnos de golpe al proceso de cambio.
El mundo se vuelve un lugar menos hostil cuando reconocemos factores que afectan nuestra dimensión interior, la que en realidad es capaz de crearlo todo, además, a favor de quienes están cerca nuestro o dependen de nosotros.
En la dimensión interior es donde ponemos a prueba la frase “cambiar por dentro para cambiar tu mundo” para sentirla importante, motivadora o capaz de ayudarnos a dar el primer paso, pequeño, sencillo y simple para cambiar.
En condiciones saludables, siempre estamos completos, tampoco dejemos esa gran verdad de lado, cambiar por dentro, significa una decisión para crecer y adoptar más para ti, descartando lo que no es para ti o no se hace bien.
En algunos casos, la presencia fuerte de barreras emocionales puede significar un bloqueo emocional para cambiar por dentro y considerar un proceso terapéutico puede ser una decisión importante para ti y tu entorno.
2. La forma como conectamos con los demás es un signo de avance en el proceso de cambio.
Cuando nos aislamos, estamos tomando la decisión de no aceptar la influencia de los demás. Esto puede ser útil o complicado de sostener, según la situación que vivamos. Hablar de “cambiar por dentro” supone un ejercicio de análisis relacionada con la forma como conectas con los demás, lo quieras o no.
Cuando recibimos consejos, por ejemplo, lo mejor es escuchar primero, y luego tomar posición pues, sin duda, no todos los aportes que vienen de otros vienen en el mejor sentido, son dados con cuotas de experiencia, o desde espacios emocionales válidos. Sin embargo, si nos “distraemos” enfocados en que no queremos cambiar, por nada del mundo, y nuestra única respuesta es “tengo todo y lo que tengo está muy bien”, conectarnos con los demás, puede volverse un desafío insoportable que solo va a afectar nuestra salud mental.
Por lo general, todos los problemas que pueden rodearnos, se nutren de la forma como nos relacionamos con los demás, al evaluar procesos de transformación, salidas desde la oscuridad, o retos y desafíos hacia mejores lugares. Madurar, supone escuchar con atención, desprovistos de juicios y de reacciones en automático que podrían estar evitando recibir amor, por ejemplo.

3. Para cambiar por dentro es bueno tomar acción en el límite entre lo interno y lo externo.
Lo que comenzó como una chispa de necesidad o motivación que nos llevó a evaluar porqué cambiar por dentro necesita materializar hechos desde la acción. Y el primer entorno es nuestro, no de los demás, ni para los demás, es 100% para cada uno de nosotros.
Lo llamamos el límite entre lo interno y lo externo, porque nos ayuda a entrar y salir hacia espacios en los que no estamos habituados (por ejemplo, dejar de ser en extremo desconfiados con el equipo de trabajo) para “sentir” poco a poco el cambio.
Si acaso estamos viviendo problemas y tensiones, o una extrema felicidad de improviso, en ambas situaciones, no reconocer que podemos tomar acción en forma progresiva para evitar malas decisiones, puede ser duro de reconocer después.
Lo importante es ser muy empático con nosotros mismos, no sobre juzgarnos, desarrollar con paciencia un mejor nivel de autoestima y resolver aquello que por años quizá, nos pueda haber estado causando un bajón emocional en la autoconfianza.
4. No se trata de ser como los demás, sigue siendo importante ser uno mismo frente al cambio.
Cambiar por dentro para mejor es un reto de tal nivel que inicialmente podríamos pensar que “lo mejor” no depende de nosotros, no lo podemos establecer, no nos merecemos definirlo o depende de qué sientan los demás. Te aseguramos que aquellas personas que esperan y confían en tu proceso de cambio interior, es posible que crean más en ti de lo que tú en ti mismo/a. Y eso es habitual, no te sientas mal por ello, más bien alégrate.
Hay un espacio muy sanador entre seguir siendo uno mismo pero habiendo cambiado de forma tal, que dejemos de lado lo que no está bien ubicado en nuestras vidas. Ese despertar puede ayudarnos a validar la presencia de una persona cercana, reconocer el valor de la familia, entender el aporte de los integrantes de mi equipo, o volver a confiar en mis decisiones de emprendimiento en los negocios.
5. Cambiar tu mundo, una consecuencia humana.
El mundo puede hoy estar definido por la sorprendente historia de la IA para muchos, pero lo que define en realidad todo lo que te rodea eres tú, nada, ni nadie más. De modo que, tus aprendizajes, experiencias, decisiones, sentimientos, ausencias, presencias, complejidades, simplicidades, y retos o abandonos, son tuyos, tanto que pueden cambiar tu mundo para bien o para mal.
De lo que se trata es de tomar el control con el poder que solo un ser humano como tu puede desarrollar: se consecuentes. Abrir la mente, sanarla, quererte más, reconocer y recibir el amor de tu gente, el aprecio de tu equipo, los retos y desafíos con miedo pero con fe, te ayudarán a asumir el cambio interno que comienza a pedirte – después de tomar acción- los resultados.
Y en esta carrera por buscar resultados, lo mejor es ser nuevamente paciente. Todo llega, cuando somos coherentes y consecuencias, como hemos visto de adentro hacia afuera.
6. Meditar y crear tu propio estado de felicidad ayuda muchísimo.
Si quieres cambiar por dentro para cambiar tu mundo, rodea todo lo anterior de procesos de amor propio centrados en la meditación. Para entrar en esta fase, sin embargo, es importante que te hagas la pregunta: ¿Realmente tengo algo que quiero cambiar? ¿Quiero cambiar lo que me rodea? ¿Quiero cambiar las consecuencias de mis actos? ¿Quiero cambiar lo bueno que tengo en la vida por algo inmensamente superior? ¿Quiero ser otro en la realidad porque mentalmente ya lo soy?
Meditar es utilizar el poder de la imaginación, no para mentirte, sino para explorar imágenes y vídeos mentales de cómo se vería la vida que quieres en cada etapa en la que deseas vivirla. Y aunque puedas o no creerlo ahora, todo ello comenzará a materializar: tomarás mejores decisiones, apreciarás los mejores consejos, te hará más feliz un abrazo sincero, encontrarás palabras emocionantes y motivadoras, verás la vida distinta.
7. Hablarte a ti mismo/a con la verdad para energizar el hecho de cambiar por dentro.
Cambiar por dentro sin duda supone múltiples desafíos, el primero de ellos, hablarte con la verdad en los momentos en que todos tus sentidos y todas tus acciones son potencialmente tuyas y viables. Hablarse a uno mismo es un acto de enfrentamiento con nuestro ser más interior y por supuesto, puede doler, puede conmover, puede ser duro y crudo.
Lo mejor sin embargo viene después, cuando habiendo sentido lo que te hiciste atravesar, en cualquier espacio de tu vida, aceptaste, te perdonaste, fuiste sincero o sincera en grado sumo, y te pusiste de pie.
La única persona a la que le debes explicaciones es a ti misma/o, siempre recuérdalo. Es la llave de la puerta de ingreso al mejor de los procesos de cambio interior que te reconectarán con tu esencia.
Cambiar por dentro para ser mejores, siempre es posible. Jamás lo dudes. ¡Muchos éxitos! Si necesitas más contenidos reflexivos, te recomendamos visitar BienyFeliz.com