Emprender es, en esencia, un camino de aprendizajes continuos. A veces, esos aprendizajes llegan tras las malas experiencias en los negocios, momentos difíciles, cuando las cosas no salen como esperábamos.
Sin embargo, cada error, caída o intento fallido es una oportunidad para crecer. Lo importante es tener la actitud correcta para extraer enseñanzas que nos preparen mejor para el siguiente paso.
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Malas experiencias en los negocios: ¿Qué camino seguir luego?
Las malas experiencias en los negocios siempre nos permiten extraer aprendizajes clave que nos ayudarán a continuar y mejorar nuestras decisiones. Aqui la guía a través de algunos ejemplos importantes por considerar.
1. El valor de detenerse para comprender lo vivido ante las malas experiencias en los negocios.
Las malas experiencias en los negocios no son señales de que debamos rendirnos, sino recordatorios de que necesitamos ajustar nuestro rumbo. Detenerse a reflexionar no es perder el tiempo, sino ganar claridad. Cuando entendemos qué ocurrió, por qué y cómo reaccionamos, estamos en condiciones de volver a intentarlo con mayor preparación y convicción.
Nuestro negocio se merece salvar el momento, sí, por lo urgente de los escenarios por resolver, pero más allá de eso, mejorar cada situación similar que nos intente complicar nuestra vida emprendedora.
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2. Mejorar tu interior fortalece tu entorno.
Un negocio liderado por una persona que ha madurado a través de las experiencias difícilmente será gestionado de la misma forma que el de quien no se ha tomado el trabajo de realizar un ejercicio de introspección.
- Cuando enfrentamos situaciones donde el fracaso asoma, lo primero que cambia —o debe cambiar— es nuestra forma de pensar.
- La frustración puede abrir paso a una mentalidad más paciente, resiliente y empática, que transforma también la forma en la que lideramos y tomamos decisiones.
- Que las malas experiencias en los negocios no te alejen de tu esencia.
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3. La falta de reacción de los mercados no es sinónimo de irrelevancia en todos los casos.
Muchos emprendedores lanzan sus ideas al mercado y se sienten frustrados porque nadie responde, pero no examinan el poder del lanzamiento, los medios utilizados, el alcance, los mensajes y otros elementos, añadiendo demasiado valor sólo al producto o servicio.
Las malas experiencias en los negocios también pueden llegar desde procesos que no gestionamos adecuadamente y eso no significa que la forma como hemos elegido satisfacer las necesidades del mercado estén mal diseñadas, necesariamente.
No todo impacto es inmediato y el reconocimiento puede tardar en llegar. Aprende a ajustar el mensaje y los canales para empatizar con más personas y elevar tu probabilidad de éxito.
4. Un pequeño logro es suficiente para recomenzar.
Todo pequeño logro es una energía que se acumula para vencer las malas experiencias en los negocios. Sin embargo, seamos realistas, necesitar catapultar esa única, breve o primera experiencia de éxito hacia el éxito permanente.
Duplicar es una forma de lograrlo. Justamente los éxitos deben estar en la mirada inclusive “microscópica” de cómo reacciona el mercado o cómo se resuelven las problemáticas del emprendimiento, para desde ese análisis seguir mejorando y creciendo.
Puede parecer poco, pero en realidad es una señal valiosa de que algo está funcionando. Este tipo de experiencias nos enseñan a valorar cada avance y a construir desde ahí con renovada energía.
5. Rediseñar el camino fortalece la misión.
Cuando algo no resulta como se esperaba, la reacción más productiva es repensar la estrategia ante las malas experiencias en los negocios. Insistir en la misma forma de hacer empresa puede ser desgastante y una razón futura de quiebra empresarial.
En lugar de seguir insistiendo con lo mismo, conviene volver al origen del proyecto, revisar las hipótesis y considerar nuevas formas de llegar al objetivo. No es un retroceso, es una evolución consciente que fortalece el emprendimiento.
6. Prepararse mejor es una decisión sabia.
Las malas experiencias en los negocios también pueden ser la consecuencia de una preparación a medio camino, insuficiente o que necesita ampliarse.
Volver al punto de partida con más información y perspectiva no es rendirse, es profesionalizarse. Los errores revelan vacíos que pueden llenarse con formación, asesoría, pruebas o investigación. Aprender de lo vivido y decidir prepararse mejor marca la diferencia entre rendirse y evolucionar.
7. Soñar y actuar es la fórmula para avanzar.
El entusiasmo inicial puede verse dañado por las dificultades, pero los verdaderos emprendedores sueñan con los ojos abiertos y los pies en la tierra. Tras una mala experiencia en los negocios, hay que recuperar la motivación, reconectar con el propósito y dar un nuevo paso, incluso si aún sentimos temor. La valentía se forja en la práctica.
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8. Aprender a ver el error como parte del viaje.
Las malas experiencias en los negocios pueden ser la consecuencia de nuestros propios errores al emprender:
- El emprendimiento no es una línea recta. Cuando una idea no funciona como se esperaba, tenemos la oportunidad de transformarla, mejorarla y reintentarlo con nuevos recursos.
- La experiencia vivida alimenta la creatividad, y quien sabe adaptarse, encuentra soluciones más potentes que las del inicio cuando la mala experiencia en los negocios se manifestó.
- Equivocarse no es fallar, es vivir el proceso completo. Quienes entienden esto dejan de temerle a los tropiezos y comienzan a verlos como parte del aprendizaje necesario.
- Una mala decisión o una acción mal ejecutada pueden convertirse en el capítulo que marca el punto de inflexión hacia el éxito, si se extrae de allí la lección correcta.