A veces emprender se siente justo así: como un gato con lentes en medio del mar, parado sobre una tabla de surf, rodeado de miradas curiosas, confundidas o incluso escépticas.
Emprender en territorio desconocido nos debe llevar a aceptar que no somos del todo parte de dicho espacio de negocios, que no dominamos el oleaje, y, sin embargo, allí estamos, intentando mantener el equilibrio con estilo.
¿Te ha pasado que un día te das cuenta de que estás apunto de emprender en territorio desconocido o que ya lo estás haciendo?
En estos momentos, lo importante no es parecer expertos, sino atrevernos a flotar, observar, aprender… y avanzar. Porque todo emprendedor, en algún momento, fue un extraño en un mar nuevo.
