Hoy terminé la tarde dentro de una feria inmobiliaria de corta duración, rodeado de Vendedores, Vendedoras, Ejecutivos, Dueños, Ingenieros, Organizadores, Clientes (más bien pocos) y Anfitrionas.
En cuanto a las anfitrionas y vendedoras, hermosas todas, con un manejo de imagen excelente y gran cuidado físico destacable.
Pero además, enérgicas y bellísimas en el sentido integral del término, aunque por momentos, intimidantes cuando se acercaban sin descanso, para destacar sus proyectos a través de folletos perfectos.
Las había estratégicas, forjando conexiones emocionales, algunas hacían preguntas muy bien calzadas para la ocasión.
Mostraban alegría por la visita, sonrisas de cerca y de lejos, en suma cautivaban al invitar a sus stands.
Soy hombre y al inicio, uno se siente, o emocionado, o terriblemente feo 😉 y halagado, lo que te hace agradecer estar allí.
Así que me paré mejor, me acomodé los "mondongos", y casi subí la mano - instintivamente- para peinarme lo que el tiempo, allí en el "techo" se ha llevado.
Caí en la cuenta, agradecí mi momento y mi edad, me maté de risa por dentro, y seguí caminando "entusiasmado" junto a mi "brother" Ingeniero de profesión y más vinculado que yo, a la construcción y sus avatares.
No habíamos ido a comprar, pero sí a darle otra mirada al mercado inmobiliario a raíz de un proyecto web resucitado que asumiremos directamente, ofreciendo dos hermosos edificios, como buenos vendedores digitales que somos.
Pero no quiero adelantar "cherrys", sólo contarles que pocas veces en eventos comerciales como éste, puedo quedar satisfecho, agradecido y hasta capacitado, junto al nivel profesional de la gente que en ellos, lucha por cerrar ventas.
Y he de decir que también había muchos muchachos, jóvenes y señores, dándole duro al trabajo de presentar sus marcas, proyectos, propuestas y futuros, pero, era imposible evitar comparaciones y terminar entendiendo que, terminaban superados por las mujeres, tanto en el proceso ya, de informar, como en el de captar el interés, comercialmente hablando.
Dos mujeres que llamaron mi atención porque me parecieron muy interesantes, profesionales, humanas y súper capaces en el trabajo comercial, que realizaban en la feria inmobiliaria.
La primera, nos ofreció los proyectos inmobiliarios que impulsaba, - cuando hablábamos del segundo edificio que vamos a impulsar, delante del stand respectivo- y hasta allí como todas, - que buscan las oportunidades aún lejos de su propio stand- pero de pronto, nos confesó ser arquitecta de interiores y con tremendo entusiasmo, le habría firmado tres contratos de diseño, aún sin tener nada de nada comprado.
¡Qué energía y qué seguridad!
Después, la vimos emocionar a sus clientes en su zona, dominar la escena, revolucionar el espíritu. Y por allí, ninguna de las otras se atrevía a relucir y no observé que se tratase de algún tipo de rencilla con otras anfitrionas o impulsadoras.
Tendrían que haber visto la tremenda seguridad en la que se movía, naturalmente feliz. Tengo dos pruebas, la primera, que de hecho, esta mujer existe y pueden ir a verla vestida de crema y verde, donde ya les dije -hasta este domingo- y la segunda, que cuando una anfitriona hace mal su trabajo, jamás, pero jamás, te quedas prendido de su sonrisa, de su voz, o de cómo organiza los asientos de informes de su Stand.
Presenciamos una capacidad comercial que no se ve, ni en hombres, ni en mujeres, así no más: Única con una expresión generadora de confianza como para dar clases de marketing BTL en campo.
Era una mujer muy peruana, con ese destacado sentir, como de el de nuestra orgullosa historia, insoportablemente aplastante y exitosa.
También tuve la oportunidad de evaluar - mientras preguntaba sobre uno de los proyectos - a otra mujer de gran impacto en imagen, y desempeño, más bien de otro estilo, más serena, pero no por ello menos contundente.
Hablaba siempre sonriente, pero destacaba mucho más su rol de ejecutiva, ejecutiva comercial, enfocada en entender rápidamente todo lo posible sobre el mi interés, en medio de lo que preguntaba.
Fue fulminante descubrir su escena, desempeño y atención a los detalles. Muy profesional, en la estructura de diálogos, que controló fluidamente desde el principio, en la estrategia inductiva, en la selección de palabras, intención comercial, capacidad para preguntar y exponer, lenguaje directo y total seguridad.
Construyó y supo recibir mis comentarios fuera de lugar, respecto de saltar por la ventana del edificio si las cosas salen mal ;), mostrando un excelente manejo de la sorpresa, que muchas veces, viene desde cualquier cliente y en cualquier momento.
Demostró un total nivel comercial acorde con el producto que tiene, una excelente construcción de argumentos comerciales, basada en el gran respaldo funcional en diseño, disposición del espacio y adecuación a las necesidades que ella, iba descubriendo pregunta a pregunta y alineada a la conversación, sin un ápice de expansión innecesaria, como debe ser.
Frente a un tema de plazos, se detuvo mostrando como opciones más convenientes, otros proyectos que ella no gestionaba, demostrando dar la cara por la empresa y la marca.
Era una mujer venezolana, respetable y convencida de su herencia llanera, con total certeza.
Fue muy energizante conocer la feria, enfocarme en su gente, y detectar estos dos casos en cuanto a desempeños, con los cuales sin duda uno termina aprendiendo muchísimo.
Sergio González