Hablar del fracaso no es fácil porque puede sonar acusatorio o prejuicioso, pero tampoco es un espacio definitivo desde el cual no podamos salir de algún modo. Lo real es que la pregunta “¿Vives el fracaso que tú creas?” es profunda y esperamos poder desarrollarla lo mejor posible para beneficio de todos.
Hoy vamos a explorar en esta frase de impacto, lo que consideramos clave para examinar este aspecto que pude ser demasiado general, que sentimos en nuestras vidas, y que es importante desmenuzar para ser reflexivos y buscar soluciones.
¿Te sientes “fracasado”? ¿Estás en un momento en tu vida que te quedaste solo, sin amigos o sin el apoyo de tu familia? ¿Y todo esto sucedió gracias a tu carácter o tu forma de ser o por el contrario sientes que tus decisiones no fueron las mejores y eso marcó tu momento actual?
Si lo anterior es parte de lo que grafica tu vida hoy, quédate que existen soluciones y no eres la única persona que ha vivido este tipo de desafíos. ¡Empecemos con energía y con la mente abierta!
“Vives el fracaso que tú creas” una energía que debemos destrabar.
Vamos a examinar varias ideas alrededor de la frase de impacto “vives el fracaso que tú creas” que pueden producir en quien las lea reacciones emocionales complejas. Al mejor estilo de un “spoiler” lo mejor es que sepas que diremos cosas crudas y duras para examinar esta frase que quizá alguien te haya podido decir sin reservas.
1. Aquello que te puede llevar al fracaso también puede conectarte al éxito
Parece increíble pero esta misma “potencia o energía” que nos lleva al fracaso, nos puede llevar a crear éxito, con una gran diferencia, el éxito se busca de forma programada, con intencionalidad, el fracaso, con desconocimiento, emocionalidad, descontrol. Y por ello la idea de una energía liberada o una energía enfocada, son propuestas con las que comenzamos a hablarle a los emprendedores de este tipo de situaciones en nuestros cursos y asesorías.
Nuestra mentalidad, es la “visión del mundo” que tengamos en la cabeza, y ella es la que nos hace tomar acción, decisiones y sobre todo algo importante: interactuar con los demás.
Para nosotros, el éxito o el fracaso en la vida y en los negocios depende muchísimo de quién eres y qué sientes sobre ti mismo/a y respecto de los demás. Es allí donde necesitamos aprender a regular esos espacios.
Algunas frases pueden ayudarte a reconocer síntomas sobre cómo manejas este tipo de energía (en la orilla que nos acerca al fracaso):
- Los demás son un problema siempre.
- ¿Qué tengo que hacer para que todo funcione?
- ¡Siempre tomo las mejores decisiones y no encuentro el éxito!
- ¡Ellos tienen la culpa!
La energía nociva en nuestro comportamiento no es fácil de reconocer en uno mismo, a veces, es más fácil de ver en los demás, justamente gracias al ego, un tema que desarrollamos líneas debajo. El objetivo de aprender a detectar en qué tipo de energía estás viviendo, te ayuda a “caminar hacia el éxito” y responder mejor si alguien te cuestiona diciéndote ¡Vives el fracaso que tú creas!
2. Tomar consciencia de ti mismo/a.
El autoconocimiento es vital para la vida y para emprender, pero debe ir más allá, de modo que podamos integrarnos con una pregunta importante ¿Soy yo el motivo de mi propio fracaso?
Empezar por uno mismo es la mejor forma de encarar la pregunta ¿Vives el fracaso que tú creas? porque en el proceso del autoconocimiento es posible aprender a descartar lo que no ayuda, aferrarse a lo que sí, y seguir avanzando con amor propio, sobre todo.
Sin duda, y después de reflexionarlo, la respuesta más coherente es que somos el motivo de todo, y eso incluye al fracaso, de modo que la pregunta es más bien como una alerta de “cable a tierra” o un “¡conéctate y reacciona ya!” en medio de una mentalidad que tiende a excluirse y colocarse en un pedestal como si se tratase de un “intocable”.
Si no te das cuenta de qué acarreas y quién eres, – de dónde viene todo ello, sobre todo- y no sueltas aquello que te lleva siempre a la misma mala posición, sentimientos y resultados negativos, entonces es complicado que dejes de sentir que vives el fracaso que tú creas, aunque lo real es que nunca lo llegues a entender o percibir.
Si dedicas tu vida al emprendimiento la ausencia de autoconocimiento afecta la relación entre quién eres, qué eres capaz de lograr y qué logras realmente. Muchos emprendedores nada conscientes de sus limitaciones nunca “despegan” porque simplemente no se dan cuenta que las tienen.
3. Que el ego te ayude a regularte no a atacar a los demás.
El ego es un concepto, como mucho en lo que podemos concentrarnos a nivel humano, que está cerquita trazando “líneas muy delgadas” y por ello es importante definirlo guiándose de los mejores.
El concepto moderno de “ego” se popularizó gracias a Sigmund Freud, quien lo desarrolló dentro de su teoría del psicoanálisis. Según Freud, la mente humana se divide en tres partes: el ello (id), el yo (ego) y el superyó (superego). Para él, el “ego” es la parte de la mente que negocia entre los impulsos instintivos del ello y las restricciones morales del superyó, actuando como mediador con la realidad. Freud tomó el término “ego” del latín, donde significa “yo”, y lo adaptó para describir este aspecto estructural de la psique humana.
La connotación negativa del “ego” y la idea de tener un “ego elevado” como algo perjudicial tienen sus raíces en diversas tradiciones filosóficas, espirituales y psicológicas. Esta percepción se desarrolló porque el “ego” suele asociarse con la exageración del sentido de identidad personal, el egocentrismo y el distanciamiento de los demás o de la realidad.
Diremos que, si no eres capaz de tomar consciencia del nivel de ego que te rodea a ti, será muy difícil dejar de ser un creador de fracasos potenciales en tu vida. ¿Y entonces qué hacer? Bueno, reduce el ego elevado, transfórmalo en “termostato” de tu realidad individual, dedícalo a otra cosa que no afecte tu vida ni la de los demás es decir, “trabaja en ti mismo” para entender que no eres el “centro del Universo”.
Si has tomado consciencia de lo importante acerca del uso del ego, la frase “¿Vives el fracaso que tú creas?” podría ayudarte a examinar si partes de las premisas incorrectas y si tiendes a ser quizá excesivamente frontal. Algunas veces nos sentimos rodeados por personas que en cualquier momento van a engañarnos, atacarnos o complicar nuestros objetivos, pero la forma en que nuestro ego nos ayuda a discernir qué energía utilizar nos ayuda a abandonar suposiciones o presunciones. Si nos alejamos de aquellas formas de juzgar a los demás desde un ego elevado, nos reencontraremos con el camino del éxito.
Lo ideal es que, si el ego te dice eso, actives formas de validar la realidad, preguntando, explicando tus malas experiencias, procurando la armonía en la comunicación y evitando anunciar que “tratas mal a los demás” al presentarte.
4. Si tienes problemas con los demás, considera evaluar si tus “habilidades blandas” están presentes.
Existe un aspecto importantísimo del ser humano que se manifiesta en que somos seres sociales y por ello, debemos ser conscientes que forjamos nuestra individualidad desde la influencia de los demás. El fracaso muchas veces tiene relación con no creer ni practicar de la mejor forma esta realidad.
Cuando no estamos preparados para entender que, en “términos resumidos” lo que hacemos es “copiarnos” de los demás (ideas, comportamientos, decisiones y formas de proceder en la vida, entre otros aspectos) pueden aparecer problemas desde pequeños hasta inmanejables.
Y si al final de cuentas somos el resultado de qué elegimos incorporar en nosotros mismos, también existe una parte buena: ¡Tenemos la capacidad de mejorar absolutamente todo lo que viene desde el exterior y nos va creando! ¡Podemos rediseñarnos!
En consecuencia, es posible que de algún modo al enterarnos que nuestra “individualidad no es tan individual como pensábamos” eso pueda desorientarnos, llevarnos a una especie de alejamiento para evitarlo, manifestar un excesivo individualismo, crear autosuficiencia, egocentrismo y desvirtuar el proceso de integración con los demás. En este estado, la frase “vives el fracaso que tú creas” comienza a tomar sentido ya que, como dijimos, somos seres sociales y la nula interrelación o el individualismo nos afecta.
Las habilidades blandas son la forma de volver a conectar con los demás y encontrar el modo de recobrar el camino hacia el éxito en la vida y sobre todo en los negocios. Estas habilidades son capacidades para interrelacionarnos positivamente con los demás, aún en situaciones complejas. Nos ayudan a redirigir las energías, a cultivar las relaciones y a utilizar mejor nuestra capacidad humana de aprender y enseñar, reconociendo que el espacio de los demás, es importante además del nuestro, por supuesto.
Al utilizar este tipo de habilidades irás descubriendo en qué situación se encuentra la realidad de tu interrelación con los demás, ya que podrías estar siendo aislado, aislarte o no saber relacionarte por ausencia de este tipo de práctica social positiva. Explorar habilidades blandas como la empatía, el respeto de las ideas de los demás, ponerse en el lugar de las personas, la alta escucha, entre otras tantas que pueden ayudarte.
Esperamos que ante la pregunta “¿Vives el fracaso que tú creas?” respondas “¡Vivo el éxito que soy capaz de crear!”