Hace poco tenía que salir de casa a las 6:30 a.m. y felizmente no fue mucha la diferencia, pero lo hice a las 6:50 a.m., complicación suficiente para llegar tarde 10 minutos a un destino cerca, y gastar de más, una pequeña cifra de dinero, que no importaba más que -lamentablemente- quedar mal.
Conversando más tarde con mi padre, resolvimos todo en una frase interesante “¡el sueño que te falta, en algún momento, el cuerpo te lo cobra!”. Y me quedé pensando en que necesito ordenar mis “relojes circadianos” y todo ello de la “higiene del sueño” que pregono en mis asesorías y que en pleno día a día, se me ha salido de control.
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¿Qué hacer para recuperar el sueño que te falta?
“El sueño que te falta” puede llegar a ser una frase de impacto como las que publicamos en Overflow.pe, pero al mismo tiempo un reclamo autoconsciente que vale la pena tomar más que en serio, si se trata de tus metas y anhelos postergados, o de aquella necesidad biológica de recuperar energías que no estás atendiendo como se debe y que podría estar “atentando” como dicen los entendidos contra tu “sistema de protección” (microbiota incluida).
Sea como sea, el cuerpo sabe cuándo desconectarte sí o sí, y proponerte los desafíos luego, tal y como les pasa a muchos que retan “el consumo excesivo de energía” y luego, el tiempo les falta, como en el caso que contaba al inicio de este aporte.
1. Ubicarnos delante de la probabilidad de vivir con el sueño perdido.
Vamos a jugar entre ambos conceptos partiendo de la necesidad humana de descansar para reponer energías, tomando en cuenta que muchas veces, abandonar la idea de descansar, viene de esa mentalidad angustiante (que a veces notamos tardíamente) de querer ganarle tiempo al tiempo sin considerar nuestra salud.
Ubicarse en qué estamos haciendo, perdiendo, limitando y dejando pasar es el primer paso para caer en cuenta de cómo podemos llegar a perder el sueño biológico o el sueño aspiracional como seres humanos.
Ubicarte e identificar el sueño que te falta podría convertirse en el primer escalón de ascenso hacia otro estado situacional, donde tu orden, aporte.
2. ¿Qué consecuencias ya vivimos por postergar la recuperación del sueño perdido?
Seamos sinceros, el sueño biológico – dicen los especialistas- no se recupera ya que es posible que tu cuerpo haya asumido las consecuencias y el tiempo, simplemente pasó, sin más.
Sin embargo, lo mejor por hacer es asociar las dolencias, molestias y si se trata de la pérdida de metas, reflexionar sobre qué dejamos pasar como oportunidad para concretar quizá un mejor estilo de vida, una relación madura con nosotros mismos, un negocio más sano que no te disminuya, o una vida interrelacionada que realmente esté conducida por nosotros mismos.
Los negocios más interesantes toman en cuenta el lado humano de todos y eso puede significar que si funciona sin ti sea el negocio ideal y si depende de ti a toda hora, necesitas revisar cómo lo estás haciendo.
3. Las consecuencias del sueño que te falta que quizá no estás atendiendo.
Físicamente, el sueño que te falta, marca ciertos síntomas como la permanente somnolencia (el más evidente), la desconcentración, el mal humor, la pérdida de continuidad en tu agenda emprendedora, una incorrecta percepción de la realidad (si te pasaste de la raya sobre todo) y más como la “puerta abierta” a elecciones de automedicación o asuntos de mayor complejidad si de elecciones psicotrópicas se trata. Al final te vas a dar cuenta que “el gran costo” se podría haber evitado durmiendo y cuidando tu horario.
4. ¿A dónde te llevan las consecuencias?
Por lo general el sueño que te falta se cobra con lo siguiente:
- Sentimiento de estar “perdido” en reuniones importantes: se te pasan datos, la intervención de los demás queda “incompleta” en tu entendimiento.
- Apuntas mal las tareas: se desconectan las prioridades, el hilo conductor y la secuencia lógica de acciones.
- La desconcentración puede llevarte a confundir reuniones, fechas, eventos, aportes, pendientes, etc.
- El mal humor “ayuda” a desconectarte de los demás, crear malos entendidos, alterar el ambiente laboral, dar la percepción de “no querer socializar con nadie”.
- Tiendes a “perder acción” y eso puede menguar tu capacidad para ejecutar tu propia agenda.
- Estarás seguro/a de haber escuchado lo que nadie dijo con esa claridad en la que tu menté llenó una idea porque estabas “zombie”.
- Y si empiezas a medicarte de mala manera o a consumir cosas que no debes, un día podrías “colapsar”
- Tu imagen de efectividad y cumplimiento podría verse afectada.

5. Decisiones personales respecto de la recuperación del sueño.
Cuando el sueño que te falta ya está afectando tu ritmo, la primera solución está en tus decisiones diarias.
- Define una hora fija para dormir y despertar, aunque tengas que ajustar compromisos.
- Reduce actividades nocturnas que te estimulan de más y prioriza rutinas simples como lectura ligera, respiración o pausas de silencio.
- Estas acciones personales ayudan a que tu cuerpo vuelva a reconocer sus tiempos reales y recupere energía sin forzarlo.
6. Aspectos familiares que debes atender.
En casa, el sueño que te falta puede generar desconexión, malentendidos o irritabilidad.
- Para corregirlo, comunica a tu familia que estás reorganizando tus hábitos de descanso y pide apoyo para reducir ruidos, interrupciones y tensiones en horarios clave.
- Pequeños acuerdos como respetar tus horas de sueño, compartir ciertas tareas o planificar juntos momentos tranquilos facilitan que recuperes estabilidad y fortalezcas tus relaciones.
7. Acciones en el espacio laboral que te ayudarán a recobrar el control.
En el trabajo, el sueño que te falta puede afectar tu claridad, concentración y continuidad.
- Para evitar errores, prioriza tareas esenciales y utiliza recordatorios simples que mantengan el orden cuando la mente está fatigada.
- Si es posible, delega temporalmente actividades críticas y evita reuniones que dependan de tu máxima atención al inicio del día.
- Esta reorganización te permite recuperar control y evitar que el cansancio limite tu desempeño.
