Solemos aprender una máxima de la abuela, en los negocios: “Todo tiene un momento y lugar”, cuando nuestro frenético interés por tener “todo para ayer” choca con las posibilidades y la viabilidad de concretarse nuestros más fuertes deseos.
Algunas veces se trata de asuntos que a pesar de estar bajo nuestro control, no prosperan, menos aún cuando dependen del quehacer de un mayor número de personas, y sobre todo, cuando no hemos hecho las coordinaciones necesarias “para hilar fino” los procesos que deberíamos tener ordenados.
La premura puede ser muy motivadora para obtener resultados, siempre y cuando todas las variables estén alineadas y el flujo de acciones se deslice hacia el éxito, en “piloto automático”. Cuando no es así: nada sale tan bien como quisiéramos.
Todo tiene un momento y lugar
No porque nos vaya bien a diario, deberíamos de dejar de pensar que todo tiene un momento y lugar, ya que el éxito es oportunista, llega cuando debe llegar, y madura cuando nosotros maduramos para hacerlo realidad.
Cualidades emprendedoras que ayudan a concretar acciones
La paciencia, el autocontrol, la investigación previa, el análisis “sin parálisis” y la coherencia, son 5 de las mejores compañeras de vida en la gestión emprendedora, y sin que ello signifique que son las únicas guías, sí que marcan la diferencia si se trata de poner en práctica que todo tiene un momento y lugar para materializarse de forma adecuada.
Darlo todo y esperar
En el ámbito de las ventas, por ejemplo, circula una frase muy interesante: “El primero que habla, pierde”. Una forma inteligente de poder tener ese momento a nuestro favor, es el de darlo todo y esperar.
Si tus intenciones son buenas, si tu ética está a tope, si la sinceridad nutre tu quehacer diario, en favor de tus clientes a pesar de cualquier objeción, date por completo, demuéstrate a ti mismo la calidad de líder y la calidad de equipo que te representa y cumple con exponer las razones por las cuales significas, la mejor decisión de compra.
Innovar implica un paso a paso no un apresuramiento sin meditación ni plan
En el mercado, cuando lo damos todo – por ejemplo con innovación constante- comenzamos a competir en función de las necesidades del cliente (y no por querer ganarle a nuestros competidores).
Cuando lo anterior sucede y entendemos que todo tiene un momento y lugar, los clientes, tarde o temprano lo notarán y te darán su elección.
La innovación, que está centrada en la búsqueda y encuentro inteligente con hallazgos desde el pensamiento del cliente y sus insights (niveles profundos que explican qué necesitan y por qué), nos permite destapar ese “bichito investigador” que siempre tendrá las mejores consecuencias.
Acelerar los procesos para “salir rápido” nunca fue dejado tan de lado, para reemplazarlo por un “salir mejor y más cercano al cliente” demostrando que en este campo, todo tiene un momento y lugar también.
Construye una visión periférica de estratega
Así como las águilas o los cóndores, en los negocios, es importante mirar desde lejos el panorama en el que nos encontramos, hacerlo sin ego, y elevar nuestra capacidad de “alta escucha y entendimiento”.
Preguntas tan simples como “¿Por qué…?” o “¿Seremos nosotros el problema de…?” o “¿Qué es lo que no estoy viendo en…?” o inclusive: “¿Qué me están tratando de decir con ….?” son fundamentales para construir una visión que nos permita entender y apreciar la importancia de valorar que todo tienen un momento y lugar.
Las estrategias ganadoras, no han surgido “por las patas de los caballos” porque los “chispazos” en realidad son poco comunes o surgen solo en las películas. Los estrategas, desarrollan una visión integral y desde allí, sistematizando lo más posible, son capaces de dar forma al éxito que pueden alcanzar con sus negocios.
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