Latinoamérica está en crisis, no sólo afectada por los avatares de las bolsas, las economías de gran escala que disminuyen sus compras o los efectos del clima, peor aún, está afectada por las decisiones políticas que su población ha venido tomando.
Son tiempos de mala política, caracterizados por una tremenda informalidad, por noticias funestas sobre desfalcos, alianzas nada santas, oscuridad y más oscuridad. Tiempos con modalidad de “consecuencia” como bien señalan aquellos que enumeran claramente al voto irresponsable como causa directa de los conductores que luego estafan.
Los medios, masivos e integrados hasta más no poder, no están dando el revés, todo parece indicar, aunque la mayoría permanezca ciega, que forman parte del mismo pastel y por alguna extraña razón, lanzan titulares que no se acercan con exactitud a la noticia verdadera. Lejos están los días en que decir esto, era sinónimo de vinculaciones con los lados de la política que nadie quiere o todos temen (que es lo mismo). Hoy se han caído varias cortinas, y la gente, si ya había dejado de creer en la palabra impresa, está llamando pasquines a los principales diarios de circulación nacional.
Los líderes políticos están ausentes. Pareciera que de un modo u otro se cubren las espaldas y han dejado a la población al margen de sí misma, para tomar partido en las definiciones, para analizar los escenarios. En Guatemala, está ocurriendo algo que en México reclaman, mientras un tortazo adorna la cara del Presidente de Colombia en las redes sociales. Noticia vieja o nueva, es lo mismo de siempre. En Chile, el descrédito se siembra por todas partes. Ni qué decir del Brasil donde la corrupción centralizada en una empresa transnacional estatal les ha abierto los ojos de zopetón. En el Perú, los presos políticos ya son tendencia, y la población comienza a enumerar a quienes permanecen libres, como los siguientes candidatos para incorporarse tras las rejas, mientras entre los candidatos a la Presidencia de la República, antiguos corruptos y herederos de las etapas más podridas de la corrupción siguen pensando que se lo merecen.
No nos extrañaría que todo lo que vemos esté relacionado.
¿Son malos tiempos? ¿Realmente estamos en una crisis? ¿O es sólo el proceso lógico que se espera tras la explosión de todas las paciencias? Los colores, las posiciones y las formas de pensar pronto serán lo siguiente que podría empezar a condenarse en las calles, como el origen de todo lo que hoy nos afecta y crea desorden.
Mientras las nuevas generaciones, toman partido desde hace ya buen tiempo, formando y reformando los reclamos sociales; vemos nacer a nuevos líderes, que esperemos no lleguen a formar parte de un nuevo ciclo. Sea como sea, felizmente, los ciudadanos se están dando cuenta. Y eso va a marcar la diferencia en lo que se viene en la región.
Invitados quedan a reflexionar sobre nuestro futuro.
Atentamente,
Sergio González
Director OVERFLOW