Hablar sobre el primer colaborador en la empresa es en realidad hacerlo sobre la primera vez en que nos convertimos en empleadores. La primera vez en que nos desprendemos del “todismo” y el “yo lo hago solo”. Le ocurre a muchos emprendedores micropymes o independientes que se concentran en trabajar en solitario y de pronto, ya no pueden sostener la presión. En la siguiente entrega, dividida en 3 partes, compartiré con ustedes lo que he podido recoger de la experiencia personal, de la observación y de la consultoría a Gerentes de diversos tipos de negocios, principalmente de los sectores de comercialización (retail) y servicios.
Camino a convertirnos en el “empleador primerizo”
Aún recuerdo cuando tomé la decisión de contratar a mi primer colaborador. No fue fácil por que tuve que hacerlo muchas veces, hasta más o menos entender mi rol y su rol dentro de un negocio en proceso de crecimiento. Hoy, tras una pregunta sobre “qué debe tomarse en cuenta para dar el salto y tener un equipo de trabajo siendo independiente”, surgió la necesidad de evaluar cómo pasar, desde la posición del emprendedor solitario hacia quien va contratando personas para incorporarse a trabajar en su negocio.
Entendimos en aquella reunión de emprendedores, que palabra equipo alude principalmente a un resultado acumulado. Es decir, no empiezas teniendo un equipo en realidad, ese significado lo construyes sobre la marcha. Entonces, lo ideal es tener claro aquellos aspectos vitales, para que esa construcción sea buena y favorable para todos.
¿Dónde comienza esa construcción? – Fue el principal cuestionamiento – Pues empieza tras la contratación de tu primer colaborador. Y es por ello que aquí estamos, hablando de ese proceso, de aquella primera experiencia y de todo aquello que podría salir mal y peor 😉 Lo haremos, tomando en cuenta los consejos, las ideas compartidas, y la experiencia de quienes nos interesamos al respecto, dejando este contenido abierto para seguir recibiendo ideas. El objetivo será siempre el poder desarrollar una mirada positiva transmitir utilidad y reconocer que no siendo poca cosa, le complica la vida a empleadores primerizos y por supuesto a aquellos trabajadores que atraviesan la experiencia con poco éxito. Así que algo hay que hacer.
Sucede que cuando un emprendedor independiente, solitario y auto-suficiente, acostumbrado a trabajar solo en un grado máximo y quizá hasta exagerado, comienza a sentir que se ahoga en los tiempos para cumplir con sus clientes, avanzar en el desarrollo, atender la demanda, o a veces tan sólo poder cotizar, lo que sigue además de todas aquellas preocupaciones, es una nueva forma de “pánico” y se llama: Mi primer colaborador. Y se que muchos me dirán que no les ha pasado nada malo con respecto a esa primera experiencia, y ello es positivo porque forman parte de quienes superaron el escollo. Este artículo va recomendado para quienes se encuentran en medio de un momento complejo, están a punto de entrar en él, o habiéndolo intentado varias veces, aún no alcanzan el objetivo de consolidar su primera contratación.
Ya sea que contratemos al primer integrante de un futuro equipo, o nos centremos en una gran proceso complejo para incorporar a todos desde la primera vez, los emprendedores pasamos por las mismas presencias y ausencias de visión, acumulando experiencia mediante prueba y error, para luego quedarnos con todo aquello que funciona y produce buenos resultados. A todo ello que nos hace trastabillar, le llamaremos puntos críticos y nos dedicaremos a enumerarlos y describirlos.
La intensión correcta
He notado que la mayoría de emprendedores que da el salto inicial hacia la delegación de funciones, piensa en un equipo antes que en su primer colaborador. No es malo hacerlo, sin embargo, debemos entender que una persona no es un dato objetivo, sino un horizonte móvil de potencialidades, es decir múltiples capacidades “en formación” pode descubrir y ubicar en la organización. Al mirar un “equipo” nos fijamos en el mediano y largo plazo, sin embargo, tendremos al frente un primer colaborador que necesita definir un ahora. La primera sugerencia pasa entonces por racionalizar que la contratación del primer colaborador y la generación o desarrollo de un equipo de trabajo, pueden tener puntos en común pero son asuntos distintos:
- Conjunciones de valores (personales, empresariales, formativos, y sobre todo legales)
- Situaciones puestas a prueba
- Momentos para retar lo que podemos lograr sobre nosotros mismos como emprendedores
- Un sin fin de decisiones nuevas como empleadores
- Tiempos para sembrar aquello que nos transformará en empresarios
Por lo tanto no recomiendo gestionar la incorporación del primer trabajador del mismo modo que la incorporación de los sucesivos trabajadores. ¿Por qué? Principalmente porque lo usual es que alrededor de esa primera contratación, mucho en la empresa, se encuentre en pleno proceso de aterrizaje o toma de decisión y sólo eso cambia radicalmente las intensiones. Si se trata de un modelo de negocio ya establecido o de un proyecto soportado por otra organización, ya madura, otro es el análisis. Este caso corresponde al desarrollo de “menos a más” de un negocio pequeño que quiere crecer.
Algunos emprendedores piensan que la primera contratación es la gran oportunidad para empezar la formación del futuro líder de la compañía, pero seamos sinceros: no podemos escribir en el presente condicionando el futuro, pues sería como empezar al revés. Así como los procesos se profesionalizan conforme vamos entendiendo cómo nuestro negocio encaja en el mercado, del mismo modo, un nuevo colaborador debe atravesar por un proceso de adecuación (algo que luego profesionalizaremos como inducción al seguir contratando).
El primer punto crítico corresponde entonces a la intensión:
- Debemos tener claro para qué y por qué llegó el momento de contratar.
- Debemos tener definido el resto de puntos críticos para optimizar el mediano y largo plazo.
Escenario
El escenario responde a algo más allá del ambiente físico e incluye todo aquello que impactará en el desempeño del dúo empleador primerizo – primer trabajador. Debemos tomar en cuenta que si bien podríamos venir de una experiencia de contratación anterior, siempre el primer trabajador de un nuevo negocio implica un reto.
Nivel de seguridad de la contratación
Muchos emprendedores necesitan al primer colaborador “para ayer”, lo que usualmente provoca la ejecución de un proceso demasiado ágil como para que empiece y se desarrolle bien. Debemos percatarnos que la mejor contratación no es la que se orienta a tiempos, sino aquella que busca cumplir con satisfacer perfiles. Y los perfiles, en términos de capital humano, constituyen la definición de las características básicas a nivel de historia, aprendizajes y competencias (si existe disposición a medir estos aspectos y utilizarlos). De modo que el primer componente del escenario laboral para la primera contratación es la necesidad misma de tenerle al interior de nuestra organización pero con calidad y el mayor nivel de seguridad en la contratación: “Contrato exactamente a quien quiero y necesito para la primera vacante”.
De emprendedor solitario a Jefe
Cuando un equipo se necesita construir, desarrollar o mejorar, es por que ha existido un análisis, una evaluación y en consecuencia alguien (principalmente el Gerente) notó que existen ausencias en la organización. La primera ausencia cuando no existen trabajadores o colaboradores en la empresa, en esencia es similar a todos los momentos futuros de contratación, pero tiene un componente adicional: el empleador será empleador, por primera vez, será jefe por primera vez, y al menos en ese negocio y bajo todos sus condicionantes tendrá que aprender a ejercer nuevas funciones: ¿Quién le ayuda a aprenderlas y luego a enfocarse en su nuevo aprendiz?. Así que un segundo componente del escenario, a considerar es la importante influencia del emprendedor como contratante novato, más allá del nivel de experiencia que tenga nuestro primer contratado.
Aprender sobre el valor de las competencias necesarias
El tercer componente del escenario si bien es cierto exige nivel profesional, muchos emprendedores lo adquieren revisando avisos de empleo de sus competidores y por supuesto, recibiendo la asesoría pertinente. Entre las primeras palabras que surgen de este hito en la gestión del recurso humano en una pyme, se encuentran las definiciones sobre las capacidades y competencias de la persona, que luego formarán parte (según se desarrolle el concepto) de los perfiles de los puestos. Entre ellos los primeros contratantes piensan en lo siguiente:
- Capacidad de aprendizaje: muchos no desean perder tiempo o invertirlo (es un asunto de visión)
- Capacidad de trabajo bajo presión: muchas veces me he preguntado a qué alude esta frase cuando en realidad está demostrado que el mejor primer trabajo es un trabajo de aprendizaje no de presión, la presión la creamos y resulta accesoria (si le damos vueltas y buscamos su utilidad, no la encontraremos).
- Experiencia previa específica en el sector o en la tarea principal: es muy importante, no podemos tapar el sol con un dedo en un momento tan competitivo como el actual, necesitamos a los mejores.
- Competencias de sociabilización o inteligencia emocional: no es muy tomado en cuenta pero crea la mayor cantidad de problemas cuando no existen o están poco desarrolladas.
- Expectativa económica: Parece que con la primera contratación, aprendemos el impacto que genera no hacerle caso al candidato y “negociar hacia abajo” en exceso. Aunque muchos emprendedores contratan a su primer trabajador buscando al más económico como si eso fuese garantía de éxito, en realidad debemos buscar al más rentable.
El ambiente de trabajo que va más allá de la infraestructura
El cuarto componente del escenario, es el ambiente al cual va a llegar el primer contratado, que en caso en el que nos encontramos, está formado por el estilo de comunicación de los socios del negocio y el impacto que han venido imprimiéndole a dicho ambiente de trabajo, condicionado o rodeado por la infraestructura establecida. Muchos emprendedores contratan a su primer colaborador en medio de un conflicto de procesos, conflicto societario, evidencias de duplicación de trabajo, conceptos poco aterrizados, pobre asignación y calidad de espacios, costumbres que crearán en poco tiempo serios niveles de desmotivación, los cuales suelen ser poco valorados. Algunos emprendedores sienten que los trabajadores también deben “buscársela como ellos lo hicieron” olvidando la responsabilidad que exige el nuevo rol que desempeñan. Lo ideal pasa por encontrar un balance adecuado entre el ambiente motivacional y el físico con el objetivo de desarrollar las mejores bases para la sociabilización y la cultura organizacional que empiezan a crearse.
A veces no partimos de todos estos conceptos y nuestra primera experiencia se torna algo confusa, complicada y tediosa de resolver. En lugar de fluir hacia el desarrollo de las condiciones para seguir incorporando capacidades e integrantes en el futuro equipo, bloqueamos el hecho de que nos vean como una seria alternativa laboral para considerar. Hemos repetido casi a propósito que el primer trabajador o colaborador nos estrena como empleadores y es justo en esa conjunción, donde probablemente esté el truco para abordar este importante paso: considerar a nuestro primer colaborador como nuestro primer aliado, allí donde nosotros, los emprendedores también nos desarrollamos.
Revisa aquí la segunda parte de este artículo sobre la primera contratación.
!Éxitos!
Sergio González Marín
Director – OVERFLOW
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